martes, 30 de noviembre de 2010

Con altura

Y era tanta la ternura

que teníamos

la certeza de

no

necesitar

mas nada.


Claro,

éramos muy jóvenes

Insolentemente

jóvenes

y aunque esto

no justifica

la ingenuidad

al menos nos dio la alegría

de equivocarnos con altura.




8 comentarios:

  1. No creo que la ternura sea un error. Ni que dependa de la juventud esa insolentemente joven.

    Porque tú demuestras ternura, juventud, madurez y sabiduría todo junto.

    Muy hermoso, Luis.

    Besos!!!

    ResponderEliminar
  2. Grandes verdades, no sólo es siempre insolente la juventud, sino que que las equivocaciones de los cuerpos jóvenes siempre vuelan alto. Un gran abrazo y te cuento que tu entrada del alfarero ha inspirado una entrada en mi espacio.

    ResponderEliminar


Los pájaros cantaron
al hacerse de día.
“Empieza de nuevo”,
oí que decían.
No pierdas el tiempo
Pensando en lo que ya pasó
o en lo que aún no ha pasado.

Suenan las campanas que todavía puedan sonar.
Olvida tu ofrenda perfecta.
en toda cosa hay una grieta,
es por ahí donde entra la luz.

LEONARD COHEN