Y era tanta la ternura
que teníamos
la certeza de
no
necesitar
mas nada.
Claro,
éramos muy jóvenes
Insolentemente
jóvenes
y aunque esto
no justifica
la ingenuidad
al menos nos dio la alegría
de equivocarnos con altura.
Los pájaros cantaron
al hacerse de día.
“Empieza de nuevo”,
oí que decían.
No pierdas el tiempo
Pensando en lo que ya pasó
o en lo que aún no ha pasado.
Suenan las campanas que todavía puedan sonar.
Olvida tu ofrenda perfecta.
en toda cosa hay una grieta,
es por ahí donde entra la luz.
LEONARD COHEN
No creo que la ternura sea un error. Ni que dependa de la juventud esa insolentemente joven.
ResponderEliminarPorque tú demuestras ternura, juventud, madurez y sabiduría todo junto.
Muy hermoso, Luis.
Besos!!!
Muy tierno
ResponderEliminarGrandes verdades, no sólo es siempre insolente la juventud, sino que que las equivocaciones de los cuerpos jóvenes siempre vuelan alto. Un gran abrazo y te cuento que tu entrada del alfarero ha inspirado una entrada en mi espacio.
ResponderEliminarPalabras con corazón.Besos
ResponderEliminarBELLO-BELLO-BELLO
ResponderEliminarBesos.
ey, qué ternura!
ResponderEliminarHermoso!!
ResponderEliminarBesos
Me gustó mucho. Bs.
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