Enero, principio de año.
Las calles de Montevideo lucen desiertas .Parece que todos los habitantes de esta ciudad están de vacaciones y se han ido a las playas del este en éxodo masivo.
Los pocos ciudadanos que hemos quedado trabajando, deambulamos por las calles ganándonos estoicamente el pan nuestro de cada día con el sudor de nuestras axilas.
El calor es apremiante y decido tomar un taxi. Al subir al auto el conductor me saluda con una gran sonrisa .Le contesto con un saludo amable… no siempre se encuentra un taxista con tan buena onda. A los pocos segundos se inicia una conversación, o mejor dicho un monologo, donde el tachero, un tipo musculoso, pinta de rudo, con muchos tatuajes en los brazos, entre risas me dice que acaba de escuchar en la radio unos chistes buenísimos y sin pedir mi opinión comienza a contarme. Destornillándose de risa me pregunta si se cual es el colmo de un astronauta, pongo cara de interés y le contesto que no tengo ni la mas minima idea. La risa le impide hablar claramente, se queda sin aire, todo su cuerpo se mueve al compás de sus carcajadas, por momentos se atora, tose, respira para calmarse un poco pero vuelve a reírse desaforadamente. Su rostro esta colorado y sus ojos lagrimean… me entro a contagiar de la risa y ya siento que es irrefrenable. A las pocas cuadras los dos, conductor y pasajero, vamos riéndonos estrepitosamente .Tal es el ataque de risa, que decide estacionar el coche en la rambla por unos minutos, ya no era posible manejar con equilibrio. Me pide disculpas, quedamos unos instantes en silencio, y mirando la rambla, le comento:"¡mira que es linda esta ciudad!” y el me responde- si es hermosísima !
Más calmados, nuevamente arranca el taxi
Estamos a pocas cuadras y al llegar al destino nos saludamos con un apretón de manos deseándonos un muy buen año.
Entro al trabajo, mis compañeros al verme sonreír me preguntan que me pasa, les cuento la anécdota de lo sucedido con el taxista y al contarles de vuelta me siento tentado y el ataque de risa inevitablemente aparece de nuevo. Esta vez son mis compañeros de trabajo los que se contagian sumándose a la epidemia de carcajadas. Hasta que Fernando me pregunta: “Che, pero al final, cual es el colmo de un astronauta?”
Recién ahí me doy cuenta que en realidad el taxista no había terminado de contarme el chiste. Pienso que bien podría entrar en Google y buscar en chistes de colmos para saber el final, pero me resisto a hacerlo.
Si alguno de ustedes sabe cual es el colmo de un astronauta, les pido por favor que no me lo digan, corro el riesgo de descubrir que se trate de una tontería y realmente prefiero quedarme con la incógnita y el recuerdo de un buen comienzo de año.
Ah…. casi me olvidaba.
Feliz año nuevo!!!!
Feliz año Luis!!!! buenísima entrada!!! me encantan esas situaciones, generalmente tontas, que nos contagian la risa. Esos ataques de risa compartidos, hasta que uno llora y se retuerce por el fuerte dolor en el estómago. Donde uno para para respirar un poco y al recordar el inicio de la risa vuelve a tentarse.
ResponderEliminarQuedandose uno con una sensación muy especial, supongo que sobredosis de endorfinas jaja.
El video? espectacular!!! es para morirse de risa ja.
Un abrazo!!!
!Qué situación tan divertida! Realmente reconfortante y !!es que reir duplica la vida!! Esperemos, en este año, reirnos de todo, pero sobre todo, de nosotros mismos!
ResponderEliminarFeliz 2011, Luis.
Saludos desde Bilbao,
Enfermarse de gravedad, tener una mujer lunática, quejarse de no tener suficiente espacio... ¿ Qué más da?
ResponderEliminarLo importante no es la solución sino transmitir la alegría.
Gracias por compartir.
Un abrazo muy fuerte en este nuevo año.
Muchos en la vida andan igual que el astronauta.
ResponderEliminarFeliz año Luis
Gracias por tomarse un tiempito para visitarme,
ResponderEliminaren el inicio de año generalmente hay muchos blogueros de vacaciones, pero igualmente quedamos algunos naufragando en la red.
FELIZ AÑO A TODOS!!!!
Buenos Aires también está vacía en enero...
ResponderEliminarOjalá un tachero como ese que me haga reír aunque no cuente el final del chiste, sólo que tenga una risa contagiosa basta... es un excelente comienzo de año...
Un beso muy grande
Qué bueno comenzar el año con risas!!
ResponderEliminarFeliz año y un fuerte abrazo.
Te dejo con la incógnita porque la respuesta es bastante tonta.
ResponderEliminarNo hay nada mejor que la risa, esa que se te desborda y no puedes controlar.
Siempre desconfío del que no sabe reir a carcajadas.
Besos
Hola Luís ¡¡feliz año!!
ResponderEliminarMe he reido con esta entrada tan divertida.
Como siempre es para mi un placer pasarme por aquí
Bonita forma de inaugurar el 2011.
ResponderEliminarSi parece de cuento esta experiencia.Increíble.
Recibe muchos saludos desde Berlín.
Me gustó muchísimo esta entrada, me parece que ese tachero era un ángel que vino a hacerte reir para relajarte un poco.
ResponderEliminarMónica.