Hace un par de semanas el presidente uruguayo José Mujica cumplió su primer mes de gobierno. Durante treinta agitados días el mandatario de 75 años de edad cumplió con una atareada agenda levantándose temprano a las 6 de la mañana y acostándose a altas horas de la noche, pudiendo así entablar reuniones y encuentros con empresarios, sindicalistas, militares, equipo de ministros, la oposición, presidentes de otos países, viajar al exterior, mantener su audición radial y un largo etcétera que más de un joven envidiaría por el vigor y entusiasmo con el que emprende cotidianamente sus actividades.
En una sociedad y en unos tiempos en que se escapa del paso del tiempo con cirugías estéticas y se idolatra la juventud como inalcanzable eternidad que se escurre a pesar de tan vanos como inútiles y ficticios camuflajes, la vejez esta totalmente desconsiderada, por no decir cruelmente abandonada por la ignorancia de nuestros prejuicios. Pero ahí están muchos viejos que demuestran, como Pepe Mujica, que si se lleva una existencia creativa inspirada por ideales, la vejez puede ser un periodo de gran productividad.
En el libro “La revolución de la inteligencia” su autor L.M.Machado enumera personas que han brindado a la humanidad “el mejor fruto de su trabajo después de los cincuenta, de los sesenta, de los setenta y aun más años de edad
Platón muere, en plena capacidad creadora, a los 80;
Leibniz, en igual forma, a los 70;
Y Kant, a los 80;
Y Bergson, a los 72;
Y Victor Hugo, a los 83;
Y Goethe, a los 83;
Y Verdi, a los 80;
Y Wagner, a los 70;
Y Matisse, a los 83;
Y Pasteur, a los 73;
Y Fleming, a los 74;
Y De Gaulle, a los 82;
Y Adenauer, a los 91
; Y Churchill, a los 91;
Y Picasso, a los 91;
Y Casals, a los 96;
La capacidad intelectual no depende de los años. El genio es joven a cualquier edad. Franklin empieza a estudiar electricidad cuando ya había cumplido los cuarenta años. Gauguin llega a descubrir la pintura a la edad de treinta y cinco años, y Fra Angélico comienza a pintar a los cuarenta y seis. La edad más bien puede convertirse en una ventaja, porque a mayor edad, mayor experiencia; y a mayor experiencia, mayor diversidad de ideas relacionables. Por eso, si se fuera a determinar la edad promedio de las más grandes creaciones de la humanidad, tal vez estaría situada alrededor de los sesenta años.
Mirame Leonard...
Si hay industria donde se sobrevalore la juventud y menosprecie la vejez, probablemente sea el de la música y la moda, a pesar de que uno de los iconos del rock, los Rolling Stones, sean abuelos hace rato.
Me refiero a Leonard Cohen, que hacia años que no se presentaba en vivo, y aunque había decidido retirarse de los escenarios, tuvo que volver a las actuaciones en una maratónica gira, debido a que su manager lo estafo dejándolo en la ruina.
Muchos fans y críticos comentan en broma que el estafador se merece un monumento, porque es gracias a él que Cohen vuelve a escena realmente con un recital fuera de serie.
Tal es el entusiasmo que produce su regreso que un periodista de
Cuando se sube a un escenario, cada vez que pone en práctica sus artilugios de prestidigitador profesional y sumerge a las audiencias, guiadas por la gravedad de su voz, en un sueño profundo, denso, cargado de simbolismos. Con ese poder hipnótico exacerbado por quince años de retiro monástico, el trovador canadiense, el poeta judío, el monje zen, decidió (por necesidad, sí, pero también por gusto) regresar con una gira mundial
Este recital o sesión metafísica, se puede ver en un DVD editado recientemente que recomiendo fervorosamente.
Alli podemos ver a el viejo, flaquísimo, consumido, sorprende con su actitud atlética: mientras entona con esa gravedad imposible, se agacha, se quiebra, se arrodilla, entra y sale de escena dando saltitos. "Me gusta saltar –dice–. No hago mucho ejercicio."
Cohen –siempre correcto pero también divertido agradece, finaliza el ritual y se esfuma ante esas dos mil víctimas de esa anestesia onírica, ahora tocadas por este hipnotizador, ahora tanto más hermosas. Y, hasta la vista, señor, amante, rabino, doctor. Adiós. No olvides tu maletín de muestras de vendedor de aventuras.
Escuchen esta canción donde el poeta habla de su vejez y las mujeres.
Debido a algunas canciones
en las que hable de su misterio,
Las mujeres han sido
Excepcionalmente amables
a mi vejez.
Ellas hacen un lugar secreto
en su ocupadas vidas
Y llevándome allí.
Se vuelven tan transparentes
en todos sus aspectos
Y dicen: "Mírame, Leonard
Mírame por última vez. "
entonces ellas se inclinan sobre la cama
y me cubren como a un bebe
que tiembla de frió, como a un bebe
y dicen: "Mírame, Leonard
Mírame por última vez. "
Leonard Cohen - Because Of
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(estoy atravesando una lumbalgia fatal y hoy al levantarme pensé que tenía 250 años)
ResponderEliminarPero después de este post me he sentido animada, apenas soy una jovencita :)
Besos y gracias por el post y por Cohen, has hecho que me haga fan!
Maravilloso Luis, así hace falta hablarle a los chicos, con datos claros y mostrando pruebas concretas de que esto es cierto, que la juventud o la genialidad es una edad mental que tiene que ver con la flexibilidad y la creatividad y no con la edad temporal, qué gran educador debes ser!
ResponderEliminarSaludos
Preciosísima entrada amigo poeta montevideano!
ResponderEliminarQue genial!
ResponderEliminarAdoro a Cohen no sabia que el manager lo estafaba, ¡pobrecillo!
Despues de ver y leer Leonard Cohen, quiero llegar a los cien años...La edad se lleva en la piel no en el corazón...
ResponderEliminarBesos
Que bueno el post.
ResponderEliminarLleno de esperanza.
Aún nos queda tiempo.
Saludos.
Cuando me pesa el cuerpo y más de una vez el alma también, miro hacia atrás y me pregunto: ¿querrías volver a ser joven?...y una respuesta a gritos surge: NOOOOOOOOOOO, no cambio todo lo malo(?) que puedan tener los años, por la maravillosa sensación de la experiencia.
ResponderEliminarHermoso Post.
Un beso Luis.
Indudablemente que no hay edad para expresar lo que uno siente y transmitirlo a los demás sea en el área que sea. y qué mejor que ser bien recibido y llegar a su público.
ResponderEliminarRecibe un cordial saludo desde Berlín.
De acuerdo con lo que decís. Sucede que la juventud ha pasado a ser un valor, ahí está el tema. Si sos viejo y exitoso, todo bien, ahora no se te ocurra lo contrario. En recitales de los Stones o de los Redondos los chicos adoran a sus ídolos y miran a los más grandes que ven el recital como preguntándose: qué hacen éstos aquí? Muy loco! Saludos!
ResponderEliminarQuizás ya no estemos a tiempo a tiempo para algunas cosas, aquellas que dependen de nuestro reloj biológico...
ResponderEliminarYa no seré bailarina profesional pero podré bailar en mi casa o en alguna fiesta familiar...
Ya no correré maratones pero puedo salir a caminar bajo el sol...
Ya no podré hacer muchas cosas pero hay otras en las que sólo yo misma me pongo límites... límites que realmente no existen...
"Viejos son los trapos"....!!!
Gracias por esta entrada...
Un beso