Había una vez un cerrajero al que acusaron injustamente de unos delitos y lo condenaron a vivir en una prisión oscura y profunda. Cuando llevaba allí algún tiempo, su mujer, que lo quería muchísimo se presentó al rey y le suplicó que le permitiera por lo menos llevarle una alfombra a su marido para que pudiera cumplir con sus postraciones cada día. El rey consideró justa esa petición y dio permiso a la mujer para llevarle una alfombra para la oración.
El prisionero agradeció la alfombra a su mujer y cada día hacía fielmente sus postraciones sobre ella. Pasado un tiempo el hombre escapó de la prisión y cuando le preguntaban cómo lo había conseguido, él explicaba que después de años de hacer sus postraciones y de orar para salir de la prisión, comenzó a ver lo que tenía justo bajo las narices. Un buen día vio que su mujer había tejido en la alfombra el dibujo de la cerradura que lo mantenía prisionero. Cuando se dio cuenta de esto y comprendió que ya tenía en su poder toda la información que necesitaba para escapar, comenzó a hacerse amigo de sus guardias. Y los convenció de que todos vivirían mucho mejor si lo ayudaban y escapaban juntos de la prisión. Ellos estuvieron de acuerdo, puesto que aunque eran guardias comprendían que también estaban prisioneros. También deseaban escapar pero no tenían los medios para hacerlo.
Así pues, el cerrajero y sus guardias decidieron el siguiente plan: ellos le llevarían piezas de metal y él haría cosas útiles con ellas para venderlas en el mercado. Juntos amasarían recursos para la huída y del trozo de metal más fuerte que pudieran adquirir el cerrajero haría una llave. Una noche, cuando ya estaba todo preparado, el cerrajero y sus guardias abrieron la cerradura de la puerta de la prisión y salieron al frescor de la noche, donde estaba su amada esposa esperándolo. Dejó en la prisión la alfombra para orar, para que cualquier otro prisionero que fuera lo suficientemente listo para interpretar el dibujo de la alfombra también pudiera escapar. Así se reunió con su mujer, sus ex-guardias se hicieron sus amigos y todos vivieron en armonía. El amor y la pericia prevalecieron.
Cuento tradicional sufí
Para Manuel Aguiar,maestro sufí que mañana cumple 83 años .
Felicidades por esta mágica huída ,cualquier elemento que nos rodea con nuestra atención puede servir para hacernos soñar ,sentir,imaginar, crear ....
ResponderEliminarHa sido una huida llena de armonía y de un gran valor.
Un abrazo lleno de colores.
Gran enseñanza nos trae este cuento...muy grande.
ResponderEliminar¿No estará diciendo que debemos Despertar? Pues sí eso nos dice...
gracias Luis*
He visto la alfombra hace unos años, pero para entenderla, desde entonces, estudio cerrajería. Un gran abrazo.
ResponderEliminarBonito cuento. No lo conocía. De alguna manera vivimos prisioneros... ¡quiero esa llave!
ResponderEliminarTe dejo muchos saludos berlineses.
MANUEL FELIZ CUMPLEAÑOS ANDRES LO RECUERDA SIEMPRE COCARIÑO
ResponderEliminarGenial cuento, genial mensaje.
ResponderEliminarLuis, gracias por dejar estos textos...
ResponderEliminarBesos
hermoso cuento sufi
ResponderEliminarte dejo un abrazo Luis
Ale
Un cuento muy bonito, no lo conocía. Te dejo un beso Luis.
ResponderEliminarLa oración nos ilumina y nos ayuda a ver lo que en la oscuridad del pensamiento no vemos, aunque esté bajo nuestras narices...
ResponderEliminarMaravilloso cuento...!!
Un beso
Dichosos los que encuentran la forma de escapar de las prisiones.
ResponderEliminarHermoso cuento sobre la libertad :)
Me lo llevo, besos!
Querido Luis, que bonito cuento!! cuán sabio!!!! la verdad es que muchísimas veces tenemos la salida a nuestros problemas justo, justo bajo nuestras narices (como en las oraciones del personaje) y no logramos verla.
ResponderEliminarExcelente.
Gracias por traer este texto.
Un abrazo!!!
Hermoso cuento, Luis.
ResponderEliminarSi no me equívoco, corrígeme si lo hago, los sufís son aquellos dentro del Islam que interpretan individualmente y con libertad, las escrituras sagradas del Corán. Hay una hermosa película cuyo protagonista profesa esta religión. "El Sr. Ibrahim y las flores del Corán", que encarna el gran Omar Shariff. Te la recomiendo.
Gracias una vez más, un abrazo.
El cuento es excelente!Saludos.
ResponderEliminarEl amor y la pericia.... dos fuerzas incontrarrestables...
ResponderEliminarMuy buen cuento...
saludos
VH