
Cuando menciono al vaso, no me estoy refiriendo al glamour de una fina copa de cristal con burbujeante champagne o a un ancestral y mítico grial, ni tampoco hago mención de sofisticados recipientes contenedores de néctar o pócimas mágicas.
Hoy hablo de la simpleza transparente de un vaso de agua: de la maravillosa capacidad de entrega, de su cotidiana compañía sin más pretensión que la de brindarse silenciosamente.
Así como Rubayat ha cantado al éxtasis embriagador del vino, yo sin ser poeta, modestamente deseo en este post homenajear al tan imprescindible como inadvertido vaso de vidrio.
Primer trago: Sorbo poético
Poema
El vaso de Roger Wolfe
Siéntate
a la mesa.
Bebe un vaso
de agua. Saborea
cada trago.
Y piensa
en todo el tiempo
que has perdido.
El que estás perdiendo.
El tiempo
que te queda por perder.
Mi sed agradece un vaso de agua. decía el poeta italo- argentino Antonio Porchia y el poeta sevillano Antonio Machado parece contestarle con uno de sus cantares:
Bueno es saber que los vasos
nos sirven para beber;
lo malo es que no sabemos
para qué sirve la sed.
Segundo trago: Sorbo neurótico
-¿Por qué dejas sobre la mesita de noche un vaso lleno y otro vacío?
-Para tener un vaso lleno por si tengo sed y otro vacío por si no tengo ganas de beber

- Optimista: El vaso está medio lleno
- Pesimista: El vaso está medio vacío
- Nihilista: ¿Qué más da?
- Egoista: ¡Ese vaso es mío!
Tercer Trago: Sorbo cinematográfico
AMELIE
La muchacha del vaso de agua.

-¿Sabe? Después de todos estos años, el único personaje que aún me cuesta perfilar es la muchacha con el vaso de agua. Está en el centro y sin embargo está como ausente.
-Quizá sea diferente a los demás.
-¿eh? y ¿por qué?
-No lo sé... Quizá cuando era niña no jugaba con los demás niños de su edad. Puede que nunca jugara.

-Esa chica del vaso de agua... creo que está distraída porque está pensando en alguien.
-¿Te refieres a alguien del cuadro?
-No, quizá un chico con quien ella se cruzó y le dio la impresión de que los dos se parecían.
-Ah, o sea que ella prefiere imaginarse una relación con alguien ausente que tener una con los que están a su lado.
-No sé... Quizá sea lo contrario y ella se desvive por arreglar la vida de los demás.
-¿Y de ella? De todos los desarreglos de su vida, ¿quién se ocupará?
-En mi opinión es mejor dedicarse a los demás que a un gnomo de jardín.