domingo, 19 de diciembre de 2010

Tomarse tiempo





Llega fin de año y con mis alumnos hacemos una evaluación de lo que hicimos y sentimos durante el año. Un alumno me dice algo que realmente me conmueve, según sus palabras me comenta que le gusta que yo, su educador, me tomo tiempo para detenerme a escuchar y ver a la persona que tengo adelante. Le agradezco sus palabras con un abrazo y recuerdo la escena de la película Smoke donde un personaje aconseja a un escritor diciéndole: —Vas demasiado deprisa. Nunca lo entenderás si no vas más despacio.

SMOKE

Hay escenas de películas que son poesía pura, mucho mas si el libreto es de Paul Auster y el actor es Keitel. Esta escena, nos recuerda la importancia de tomarse tiempo para recuperar “el arte de ver” lo hermoso y trascendente en lo cotidiano y descubrir conectar lo mas profundo de nuestro sentir.

La belleza esta ahí, latiendo, solo el ojo despierto y el corazón abierto pueden percibirlo.

Les dejo aquí la escena de la película “Smoke” y la primera parte del cuento de Paul Auster (la segunda parte viene en un próximo post)


El cuento de navidad de Auggie Wren
Paul Auster


Tomado de Smoke & Blue in the face


Auggie y yo nos conocemos desde hace casi once años.
Él trabaja detrás del mostrador de un estanco en la calle Court, en el centro de Brooklyn, y como es el único estanco que tiene los puritos holandeses que a mí me gusta fumar, entro allí bastante a menudo.
Durante mucho tiempo apenas pensé en Auggie Wren.
Era el extraño hombrecito que llevaba una sudadera azul con capucha y me vendía puros y revistas, el personaje pícaro y chistoso que siempre tenía algo gracioso que decir acerca del tiempo, de los Mets o de los políticos de Washington, y nada más.

Pero luego, un día, hace varios años, él estaba leyendo una revista en la tienda cuando casualmente tropezó con la reseña de un libro mío.
Supo que era yo porque la reseña iba acompañada de una fotografía, y a partir de entonces las cosas cambiaron entre nosotros.
Yo ya no era simplemente un cliente más para Auggie, me había convertido en una persona distinguida.
A la mayoría de la gente le importan un comino los libros y los escritores, pero resultó que Auggie se consideraba un artista.
Ahora que había descubierto el secreto de quién era yo, me adoptó como a un aliado, un confidente, un camarada.
A decir verdad, a mí me resultaba bastante embarazoso.
Luego, casi inevitablemente, llegó el momento en que me preguntó si estaría yo dispuesto a ver sus fotografías.
Dado su entusiasmo y buena voluntad, no parecía que hubiera manera de rechazarle.

Dios sabe qué esperaba yo.
Como mínimo, no era lo que Auggie me enseñó al día siguiente.
En una pequeña trastienda sin ventanas abrió una caja de cartón y sacó doce álbumes de fotos negros e idénticos.



Dijo que aquélla era la obra de su vida, y no tardaba más de cinco minutos al día en hacerla.
Todas las mañanas durante los últimos doce años se había detenido en la esquina de la Avenida Atlantic y la calle Clinton exactamente a las siete y había hecho una sola fotografía en color de exactamente la misma vista.
El proyecto ascendía ya a más de cuatro mil fotografías.



Cada álbum representaba un año diferente y todas las fotografías estaban dispuestas en secuencia, desde el 1 de enero hasta el 31 de diciembre, con las fechas cuidadosamente anotadas debajo de cada una.

Mientras hojeaba los álbumes y empezaba a estudiar la obra de Auggie, no sabía qué pensar.
Mi primera impresión fue que se trataba de la cosa más extraña y desconcertante que había visto nunca.
Todas las fotografías eran iguales.



Todo el proyecto era un curioso ataque de repetición que te dejaba aturdido, la misma calle y los mismos edificios una y otra vez, un implacable delirio de imágenes redundantes.
No se me ocurría qué podía decirle a Auggie; así que continué pasando las páginas, asintiendo con la cabeza con fingida apreciación.
Auggie parecía sereno, mientras me miraba con una amplia sonrisa en la cara, pero cuando yo llevaba ya varios minutos observando las fotografías, de repente me interrumpió y me dijo:

- Vas demasiado deprisa.
Nunca lo entenderás si no vas más despacio.

Tenía razón, por supuesto.
Si no te tomas tiempo para mirar, nunca conseguirás ver nada.
Cogí otro álbum y me obligué a ir más pausadamente.
Presté más atención a los detalles, me fijé en los cambios en las condiciones meteorológicas, observé las variaciones en el ángulo de la luz a medida que avanzaban las estaciones.
Finalmente pude detectar sutiles diferencias en el flujo del tráfico, prever el ritmo de los diferentes días (la actividad de las mañanas laborables, la relativa tranquilidad de los fines de semana, el contraste entre los sábados y los domingos).
Y luego, poco a poco, empecé a reconocer las caras de la gente en segundo plano, los transeúntes camino de su trabajo, las mismas personas en el mismo lugar todas las mañanas, viviendo un instante de sus vidas en el objetivo de la cámara de Auggie.

Una vez que llegué a conocerles, empecé a estudiar sus posturas, la diferencia en su porte de una mañana a la siguiente, tratando de descubrir sus estados de ánimo por estos indicios superficiales, como si pudiera imaginar historias para ellos, como si pudiera penetrar en los invisibles dramas encerrados dentro de sus cuerpos.
Cogí otro álbum.
Ya no estaba aburrido ni desconcertado como al principio.
Me di cuenta de que Auggie estaba fotografiando el tiempo, el tiempo natural y el tiempo humano, y lo hacía plantándose en una minúscula esquina del mundo y deseando que fuera suya, montando guardia en el espacio que había elegido para sí.
Mirándome mientras yo examinaba su trabajo, Auggie continuaba sonriendo con gusto.
Luego, casi como si hubiera estado leyendo mis pensamientos, empezó a recitar un verso de Shakespeare.

- Mañana y mañana y mañana - murmuró entre dientes -, el tiempo avanza con pasos menudos y cautelosos.

Comprendí entonces que sabía exactamente lo que estaba haciendo.





PD:en el minuto 4:18 aparece de manera insólita un nuevo fotograma, esto tiene una explicación y es la siguiente:La persona que subió este vídeo en youtube puntualiza : Extracto de la pelicula Smoke, de guión de Paul Auster. Editada y añadida una foto mía realizada en la misma esquina donde se hicieron todas las fotos de la película. Cuando ví esta pelicula, hace ya tiempo, siempre supe que algún día yo sería parte de esa película. Las pasadas navidades estuve en NY, me pasé por brooklyn, busqué la esquina (que no es la dirección que dice en la película). La encontré gracias a internet y la ayuda impagable de mi amigo Santi y 9 meses después, como un hijo, por fín la he parido.



10 comentarios:

  1. Todas tus entradas son maravillosas, Luis, pero esta es ESPECTACULAR.

    No sabes cuánto me ayuda a reflexionar y buscar mi reflejo.

    Besos enormes!!!

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  2. Eres increíble, Incal.
    La entrada es maravillosa y es alucinanate todo lo que consigues transmitir ( sensaciones, reflexiones, recuerdos...). Todo lo que escribes aquí siempre hace pensar.
    Me gusta mucho ver tu imagen entre las otras, en el minuto 4.18. Siempre fantaseo con estar dentro de algunas películas y me ha encantado ver cómo alguien es capaz de hacerlo.
    Un abrazo enorme.

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  3. Llega al centro del alma y solo puedo quedarme en silencio.
    Te admiro profundamente Luis. Esta entrada es como esos albumes, llena de contenidos.

    Un fuerte abrazo!!!

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  4. Adoro esta película, esta parte de la película siempre me hace llorar como una fuente y como no podía ser de otro modo, ahora estoy así.
    Una preguntonta el que está en el fotograma genialmente editado y todo eso sos vos?
    O es el que subió a youtube esta maravilla?
    (entre que soy lerda y que me emociono con esta peli...)

    Ah y sí, está bueno cumplir sueños infantiles, sueños adolescentes y sueños que pintan canas, en realidad está bueno cumplir cualquier sueño o al menos vale la pena intentarlo. Vos de eso sabés, a las pruebas me remito!

    Besos.

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  5. Pato:
    no es para nada una preguntonta ,dado que Smoke,se ha convertido en una película de culto,han sido varias las personas que han peregrinado a esta esquina con el objetivo de sacarse una fotografía.
    Son muy pocos también los que han llegado a encontrar esta mítica esquina.
    La "persona que subió a youtube esta maravilla"pudo llegar hasta allí y coloco su propia imagen a la galeria de personas que Auggie Wren fotografio religiosamente cada mañana durante doce años.
    Para esta persona es simplemente un acto poético ,pero para la compañía cinematográfica es una violación a los derechos de propiedad intelectual,por lo tanto echemos un prudente manto de silencio respecto a la identidad del feliz autor del fotograma del minuto 4:18 .
    Eso,si,quien le quita lo bailado!!!

    Un abrazo.

    PD:no te pierdas la segunda parte de este post ,es imperdible...

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  6. No conocía esta peli... ya me la apunto para verla entera...
    Creo que si fuera a NY también buscaría esa esquina y como el hombre del video me sacaría una foto y la sumaría al resto...
    Quizás haya en algún sitio un archivo de cada esquina del mundo, de cada minuto del mundo, donde estemos todos retratados...
    Al fin y al cabo la vida es sólo pasar...
    Un beso grande

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  7. Reina:
    no te pierdas Smoke,estoy segurisimo que te va a fascinar.

    Yo al igual que vos creo que en alguna esquina alguien nos retrata y se emociona viendo cosas que nosotros en nuestro apuro no percibimos...

    Besos.

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  8. Laura:
    quizas todos nosotros estemos en el fotograma 4:18 de alguna película,solo tenemos que darnos tiempo para descubrirlo...

    Besos.

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  9. Mjjjummmm!!!

    (A buen entendedor pocas palabras :)

    ¡¡Al poeta del minuto 4:18 mi admiración por atrevido!!

    Y ya estoy esperando la parte 2 del post, ya estás tardando!

    Besos.

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  10. No conocía esta peli, pero me ha recordado mi trayecto diario al trabajo, en el que disfruto tanto porque cada día es diferente.
    Es la magia de la vida, para el que sabe ver.
    Besos.

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Los pájaros cantaron
al hacerse de día.
“Empieza de nuevo”,
oí que decían.
No pierdas el tiempo
Pensando en lo que ya pasó
o en lo que aún no ha pasado.

Suenan las campanas que todavía puedan sonar.
Olvida tu ofrenda perfecta.
en toda cosa hay una grieta,
es por ahí donde entra la luz.

LEONARD COHEN