El gobernador dimitió de su elevado cargo y acudió al Maestro en busca de enseñanza.
-¿Qué quieres que te enseñe?, le preguntó el maestro.
-La sabiduría.
-Lo haría con mucho gusto, amigo mío, si no fuera porque existe un gran obstáculo…
-¿Y cuál es ese obstáculo?
-Que la sabiduría no puede enseñarse.
-Entonces, ¿no tengo nada que hacer aquí?
-Sí, si tienes. La sabiduría no puede enseñarse, pero sí puede aprenderse.
Cuando el sabio señala a la luna,el necio mira al dedo.
GENIAL!!!
ResponderEliminarNo se puede añadir mucho más.
Un beso!!!
Es cierto, no hay mas por decir, sólo recomendarnos mirar la luna en vez del dedo :)
ResponderEliminarBesos.
Así es Luis, la sabiduría es intransferible.
ResponderEliminarMe encantó la foto y la frase de Alejandra Pizarnik. "Señor la jaula se ha vuelto pájaro. Qué haré con el miedo". La sabiduría de las profundas preguntas.
Un abrazo muy grande Luis!!
Muy bueno!! Besos
ResponderEliminarDiría que parte de lo que llamamos sabiduría, es aceptar que somos imperfectos y aún así seguir buscando horizontes...Saludos
ResponderEliminarcertera respuesta como un tiro en medio de la frente. atinada imágen.
ResponderEliminarme gusta este blog!
Muy redondo este microcuento zen. Al basarse en el diálogo exige del lector la construcción de un ambiente, obliga a la cocreación.
ResponderEliminarAbrazos cordiales,
PABLO GONZ
Si agrego algo podría parecer necia....
ResponderEliminarBesos
antes de agregar palabras voy a escuchar a los sabios.Entre ellos Rilke. gracias por compartir. Saludos
ResponderEliminarMuy bueno:)) la luna está creciendo:)
ResponderEliminarGracias por esta sabia lección.
ResponderEliminarUn abrazo.
me hizo pensar en el cuento de borges, el etnografo. Busquelo y va a ver.
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